Patrimonio geológico

¿Cómo y cuándo se formaron las calizas de La Chanta?

Las calizas son rocas sedimentarias compuestas por más de un 90% por carbonato cálcico originadas por la meteorización de rocas que contienen calcio y los restos de organismos con conchas y caparazones calcáreos así como la actividad de cianobacterias. 

 

Las calizas de La Chanta se formaron en un mosaico de lagos y lagunas de agua dulce y se sedimentaron en capas o estratos horizontales, cada uno de los cuales representa un episodio sedimentario del sistema lagunar que existía en la Cuenca de Madrid durante el Mioceno. En estos complejos lagunares había zonas pantanosas o cenagosas con abundante vegetación que al morir, enterrarse en el cieno y pudrirse, originaron niveles negros con materia orgánica carbonosa en las que también hay fósiles de los animales y plantas que allí vivían. En La Chanta se han encontrado restos de gasterópodos y molares de antiguos caballos que permiten precisar la edad geológica de este nivel y ayudan a interpretar cómo eran los ecosistemas de este intervalo del Mioceno superior (Vallesiense-Turoliense, entre -11 y -5 millones de años).


Estructuras geológicas: pliegues y fracturas

Durante el Terciario (entre -56 y -2,5 millones de años), la evolución de la Cuenca de Madrid estuvo condicionada por la transmisión de esfuerzos hacia el interior de la Placa Ibérica causados por la convergencia de África y Eurasia. Hace unos 5 millones de años, transcurrido poco tiempo geológico después de sedimentarse las calizas, estos esfuerzos afectaron a los materiales depositados en la cuenca. Las calizas de La Chanta, entonces poco endurecidas, se adaptaron a estos esfuerzos mediante pliegues y fracturas. En el frente de la cantera pueden verse con claridad un pliegue anticlinal y un sinclinal afectados por fracturas tanto sin desplazamiento (diaclasas) o como con él (fallas de pequeño salto).


Procesos kársticos

En el frente se ven zonas con arcillas de color rojo que engloban restos de la caliza. Observadas en detalle tienen una alta proporción de carbonato con crecimiento de cristales de calcita/aragonito y son compactas mientras que otras, que se sitúan en las partes más altas del frente, son más arcillosas, blandas y de tonos más rojizos. Representan al menos dos etapas de karstificación/disolución. La más antigua y compacta tuvo lugar desde el Plioceno inferior, a continuación del plegamiento y fracturación de la caliza. La más reciente es, al menos en sus últimas fases, de edad cuaternaria.

 

La karstificación o disolución de las calizas se produce a favor de las grietas, fracturas y planos de estratificación. El agua de lluvia contiene cierta cantidad de dióxido de carbono (CO₂) disuelto con la que forma un ácido carbónico débil que disuelve las calizas formando bicarbonato de calcio muy soluble Ca(HCO₃)₂ y es movilizado en el agua a través de las 

grietas y de los conductos que se van generando. La parte insoluble de la roca queda como un residuo arcilloso de coloración rojiza conocido como “terra rosa”. Las sucesivas oscilaciones del nivel del agua contenida en las calizas (nivel freático) dan lugar a la carbonatación y crecimiento de cristales.


Entendiendo el paisaje de la Alcarria de Alcalá

La Chanta se sitúa dentro de la denominada Cuenca de Madrid, en el tercio sureste de la Comunidad, zona en la cual destacan los yesos y calizas depositados en lagos por la evaporación del agua, y las arcillas y limos depositados también en los lagos, pero por decantación del sedimento que llegaba en suspensión en el agua de los ríos. Los esfuerzos transmitidos al interior de la Placa Ibérica por la convergencia de África y Eurasia afectaron a los márgenes de la Cuenca de Madrid creando, durante el Terciario y en varios impulsos, los relieves o áreas fuente que la limitan: Sistema Central, Cordillera Ibérica y Montes de Toledo. La depresión topográfica creada entre estos relieves se rellenó, con los materiales producto de la meteorización y erosión de los mismos, según un modelo de sedimentación continental sin salida al mar (endorreica), de tipo concéntrico o centrípeto, con lagos o lagunas en las partes más centrales dónde se sedimentaron evaporitas o carbonatos y con acumulación de arenas y conglomerados aluviales-fluviales en los márgenes. La Cuenca de Madrid tiene un espesor de relleno sedimentario de más de 4000 metros en el borde del Sistema Central y de 1000 a 2000 en su zona central.

Las calizas de La Chanta representan el momento final de la última etapa importante de relleno de la cuenca que quedó configurada como una extensa planicie entre los relieves antes citados. Esta superficie y las calizas que la sustentan sufrieron posteriormente importantes procesos de deformación, corrosión/desecación y erosión antes de que se produjera la apertura al mar de la cuenca y el encajamiento de la red fluvial actual (ríos Jarama, Henares y Tajuña). Es por tanto una superficie poligénica generada por diferentes procesos y en diferentes etapas. Los restos de esta superficie que hoy en día se conservan, ocupan un lugar elevado tradicionalmente despoblado y conocido como el Páramo de la Alcarria o simplemente Alcarria, que no son más que mesetas o llanuras en las cuales han predominado los cultivos de secano y el ecosistema de monte mediterráneo en contraposición a las vegas formadas por ríos y arroyos en las que proliferan las huertas y el cultivo de vid y olivo. 


Los frentes como hábitat

Los frentes constituyen un excelente hábitat para multitud de especies que encuentran en sus repisas y covachas el sitio perfecto para su refugio y/o reproducción. En La Chanta son comunes especies diversas de aves como rapaces (águila real, búho real, etc.) y paseriformes (roquero solitario,collalba rubia, gorrión chillón, etc.).

 

También son muy interesantes las plantas calcícolas que viven en estos medios rocosos tan restrictivos en cuanto a disponibilidad de agua, nutrientes y oportunidades para la fijación. Las plantas medran en oquedades y fisuras, que contienen a veces algo de sustrato, formando comunidades de escasa cobertura. En La Chanta, entre los géneros más comunes que encontramos destacan: Antirrhinum, Sedum, Rhamnus, Linaria, Silene o Teucrium.